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"Descubierta una factory de drogas en plena cocina: desarticulan la banda del chicle en Madrid"

Justo debajo de los aceites, se hallaba la batidora utilizada para elaborar la mezcla de la droga. El producto final eran pastillas de MDMA con la forma del logotipo de Superman o de una reconocida marca de bebidas, las cuales distribuían por toda Madrid y también exportaban al extranjero. La Policía Nacional ha arrestado a diez individuos, conocidos como los narcotraficantes del chicle, por producir y distribuir droga en botes de goma de mascar y en cajas de cereales y galletas. La banda residía en tres domicilios de la capital, donde en las cocinas se encargaban de la fabricación y el prensado de las pastillas.

La investigación comenzó cuando la policía logró interceptar uno de los envíos de este entramado en mayo de 2024. Era una caja que estaba preparada para volar hasta Venezuela en la que había diversos productos, en apariencia inofensivos, pero que en su interior escondían sustancia estupefaciente. “Estaba todo camuflado perfectamente. Las cajas de cereales abiertas con mucho cuidado, el papel de plástico que va dentro de ellas estaba termosellado después de la introducción de la droga, la tapa de los botes de chicles muy bien colocada. Un trabajo de mucha elaboración”, señala el inspector jefe Francisco González, jefe de la sección de Crimen Organizado de la Jefatura Superior de Policía de Madrid.

A partir de esta intervención, el juzgado autorizó diversas medidas para poder establecer quién componía la organización responsable del envío y qué cantidades de droga manejaban. No era poca. Los investigadores localizaron casi 30.000 pastillas de MDMA, una sustancia estimulante que se consume principalmente en el ocio nocturno. También encontraron un kilo de esta sustancia en formato roca, antes de ser elaborada, y tusi, comunmente conocida como cocaína rosa y que puede contener diferentes sustancias, desde la cafeína, hasta la ketamina, pasando por la metanfetamina o la cocaína. “Cada organización tiene su receta, con lo cuál, nadie sabe realmente lo que se está metiendo”, señala el investigador.